Antes
de 15 años seguro que tendremos un coche de hidrógeno en el garaje. Ni el
poderoso lobby petrolero podrá impedirlo. "Nunca nos quedaremos sin
hidrógeno, pero el petróleo tiene los días contados." Elemento Hidrógeno:
Sólo hay un elemento en la tabla periódica que no pertenezca a ningún grupo en
particular: el hidrógeno. Este elemento tiene una química singular. Además sus
tres isótopos difieren tanto en sus masas moleculares que las propiedades
físicas y químicas son sensiblemente diferentes.
El
hidrógeno es el elemento más abundante del Universo. Representa, en peso, el
92% de la materia conocida; del resto, un 7% es de He y solamente queda un 1%
para los demás elementos. En nuestro planeta es el 10º elemento mas abundante
en la corteza terrestre Lo encontramos combinado en forma de agua (su compuesto
mas abundante; cubre el 80% de la superficie del planeta), materia viva
(hidratos de carbono y proteínas; constituye el 70% del cuerpo humano),
compuestos orgánicos, combustibles fósiles (petróleo y gas natural), etc. El
hidrógeno es constituyente de un número muy grande de compuestos que contienen
uno o más de otros elementos. Esos compuestos incluyen el agua, los ácidos, las
bases, la mayor parte de los compuestos orgánicos y muchos minerales. Los
compuestos en los cuales el hidrógeno se combina sólo con otro elemento se
denominan generalmente hidruros.El empleo más importante del hidrógeno es en la
síntesis del amoniaco. La utilización del hidrógeno está aumentando con rapidez
en las operaciones de refinación del petróleo, como el rompimiento por
hidrógeno (hydrocracking), y en el tratamiento con higrógeno para eliminar
azufre. Se consumen grandes cantidades de hidrógeno en la hidrogenación
catalítica de aceites vegetales líquidos insaturados para obtener grasas
sólidas. La hidrogenación se utiliza en la manufactura de productos químicos
orgánicos. Grandes cantidades de hidrógeno se emplean como combustible de
cohetes, en combinación con oxígeno o flúor, y como un propulsor de cohetes
impulsados por energía nuclear.
Como
deciamos antes, el hidrógeno es el elemento más simple y común del universo,
será la energía del siglo XXI, según un informe que acaba de publicar el World
Watch Institute, prestigiosa organización independiente de investigación
medioambiental, el interés por el hidrógeno está creciendo en todo el mundo. El
cambio climático provocado por la quema de combustibles fósiles y la seguridad
energética son dos razones que impulsan las investigaciones acerca de este
elemento. Otra razón es el creciente desarrollo en los últimos años de las
pilas de combustible, que utilizan el hidrógeno para generar electricidad y
únicamente producen como subproducto vapor de agua. Una tecnología impulsada,
fundamentalmente, por las multinacionales automovilísticas, que están destinando
cifras multimillonarias a la investigación y desarrollo de las pilas de
combustible. Así, Daimler-Chrysler va a invertir 200.000 millones de pesetas en
diez años y Toyota ha anunciado que comenzará a vender un coche que utilice
pilas de combustible en el 2003.Para Seth Dunn, el autor del informe del World
Watch Institute, " la pregunta clave ya no es si no dirigimos hacía un
mundo basado en el hidrógeno como energía, sino cómo llegaremos hasta él y
cuánto tiempo nos llevará". En la actualidad, el 99% del hidrógeno que se
produce en el mundo se extrae de combustibles fósiles, principalmente del gas
natural, que contaminan el aire y contribuyen al cambio climático. A largo
plazo, el hidrógeno procederá de fuentes de energía renovables que, mediante la
fotólisis, usarán la energía procedente del sol, del viento o de cualquier otra
fuente, para separar el agua en hidrógeno y oxígeno.
Sin
embargo, Dunn advierte que en estos momentos la tendencia de los gobiernos y de
la industria es mantener la dependencia energética de los hidrocarburos, por lo
que los desarrollos tienden hacia producir el hidrógeno de la gasolina y el
metano, en el propio motor de los automóviles. Ante esta situación, el autor
sugiere una posición intermedia: transportar el gas natural hasta las
estaciones de servicio, utilizando la extensa red de gasoductos que ya existe.
Una vez allí, el gas natural se convertiría en hidrógeno que ya podría ser
empleado por los vehículos de pilas de combustible. Posteriormente, la
producción de hidrógeno en estas estaciones de servicio podría llevarse a cabo
mediante fuentes de energía renovable.
"Por
sí solas, las fuerzas mercado no moverán a la sociedad con suficiente rapidez
hacia una economía basada en el hidrógeno", afirma Dunn. En su opinión, al
igual que los gobiernos impulsaron los primeros pasos de internet, parece
necesario que ahora vuelvan a asumir el papel de acelerar el transito de
nuestra sociedad hacia economía basada en la energía limpia del hidrógeno.
Hechos
y actuaciónes: ¿Se convertirá el hidrógeno en el combustible renovable e
inagotable del futuro? Los científicos van tras dos pistas distintas. Una, muy
avanzada y en fase de desarrollo, se refiere a las pilas de combustible. La
otra, mucho más remota, se refiere a la fusión de núcleos de hidrógeno.A
diferencia de las pilas convencionales, que agotan los reactivos
electroquímicos que generan la corriente, las pilas de combustible son
generadores de electricidad (y, accesoriamente, de calor) que utilizan la
reacción entre el hidrógeno que se renueva continuamente (como combustible) y
el oxígeno del aire (como comburente) para producir agua liberando electrones.
En Europa, Estados Unidos y Japón se está llevando a cabo una intensa actividad
de investigación industrial sobre numerosas variantes de pilas de combustible,
tanto para motores eléctricos de vehículos como para nuevas generaciones de
centrales de producción de electricidad y calor. Esta prometedora forma de
producción de energía sostenible debería penetrar de manera importante en el
mercado de aquí a una o dos décadas.
La
ambición sin medida común de lograr la fusión tiene por objeto reproducir de
forma controlada el ingente proceso de producción de energía que acaece en el
universo estelar mediante la fusión de núcleos de hidrógeno en núcleos más
pesados de helio. Desde hace casi cuatro décadas, Europa se ha volcado en una
intensa investigación de esta energía del futuro, que haría saltar por los
aires la hipoteca que supone el agotamiento progresivo de los recursos fósiles,
y ello sin producir emisiones contaminantes ni residuos radiactivos. En la
actualidad, la fusión es objeto de una amplia cooperación mundial (ITER)
encaminada a conseguir un primer reactor experimental.Las pilas del futuro:
Además de poder llegar a ser una fuente de energía ecológica para los vehículos
del futuro, la pila de combustible constituye asimismo una prometedora
alternativa para aplicaciones a escala industrial. Un consorcio de empresas
alemanas y danesa han logrado, en el marco de un proyecto europeo, un tipo
nuevo de grupo electrógeno móvil, capaz de alimentar instalaciones tanto en
electricidad como en calor.
Energía estelar: En la vanguardia mundial, los conocimientos europeos en investigación de la fusión se han logrado en gran medida gracias a la importante inversión realizada en el JET (Joint European Torus ) en Abdington (Reino Unido). En esa instalación futurista se han llevado a cabo con éxito experimentos de producción breve de energía de fusión que alcanza una potencia de 1,7 MW.El control de la energía, estrechamente ligado al destino del ser humano a través de toda su historia, se encuentra ahora ante un triple desafío: el imperativo de satisfacer las necesidades de los países en desarrollo, el agotamiento tarde o temprano de los recursos fósiles y la amenaza del calentamiento planetario debido al consumo masivo de dichos recursos.Es, por tanto, urgente e indispensable aprovechar las inmensas reservas de las fuentes de energía renovables, ecológicas y sostenibles, que encierra el ecosistema terrestre. Los ciclos atmosféricos e hidráulicos, la radiación solar, la energía de los vegetales, la geotermia y la utilización de las propiedades combustibles del hidrógeno constituyen yacimientos a la espera de ser explotados. Dar curso a esta prioridad exige, no obstante, un profundo cambio en nuestras formas centralizadas de producción y consumo.de producción y consumo.
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